Por Juan Isidro Inoa
Mi amor por Faride Raful, es un amor a distancia. No, no la conozco de manera personal… Pero me gusta.
Sus apariciones en la televisión, la hizo acomodarse en mi corazón y creó en mi una especie de amor platónico, apto como para que Manuel Alejandro nos escribiera una de las más bellas canciones.

Faride es bella, hermosa, atractiva, imponente y popular
Con ella he hecho muchos sueños. Mucha ilusiones.
Me he imaginado caminando por las calles de Santo Domingo tomados de la mano. Caminar junto a ella por una de esas alfombras rojas que ponen en los eventos oficiales. Sentarme con ella en una tarima y que el presentador diga «ahí está la señora Faride Raful junto a su distinguido esposo Juan Isidro Inoa», o sea yo.
Me he pensado compartiendo junto a ella y la gente susurrando «y quién es ese viejevo».
Sin dudas, Faride es una mujer para soñar.
Ahora con su última aparición en los medios, donde dice que nada que apruebe la comisión que en el senado ella dirige se puede cuestionar, se me salió Faride. Y se me salió no porque sea incoherente con lo que decía antes y lo que diga ahora. No por la justificaciones de hacer lo que criticaba, eso lo absorve el amor. Sino, por el tono en que lo dijo.
Una mujer que hable así ante los micrófonos, es capaz de decirle a su marido «aquí se hace cena las noches que yo quiera, lo que yo quiera y como yo quiera»… Y así no Fari.
Te amo