Por: Alberto Mota
Observamos la prudencia con que se ha manejado el presidente Luis Abinader en las acciones de nombrar funcionarios públicos de segunda y tercera categoría. Por supuesto que es entendible que después de una estructura gubernamental de 16 años consecutivos, mover de puestos claves a incumbentes no es tarea sencilla. Esto, sin dudas, ha producido ansiedad en sectores del PRM, hasta el punto que muchos podrán estar llegando a la desesperación y el desaliento.
Es de observarse también que políticamente existen los acuerdos, y personas como el actual presidente mantienen en su memoria lo ocurrido en las recién pasadas elecciones.
La Fuerza del Pueblo esta conformada por ex peledeistas, que de una forma u otra le dieron el apoyo a Luis con su voto, lo que, según informaciones recibidas, hay una especie de “dame un chance que nosotros te apoyamos”, de aquellos que aun en el tren gubernamental fueron aguacates. La tarea de identificar quienes si y quienes no son afines con la línea leonelista de apoyo a Luis Abinader, es seguro la tarea mas difícil.
Ahora bien, se escucha a diario voces de los perremeistas que dicen que se fajaron a capa y espada en la campana, y no es de dudarse, pero también hay quienes se preguntan, ¿si no hubiese existido esa debacle interna del peledismo, hubiera el PRM alcanzado la victoria tan comoda como se logró?
Hay conversaciones de los aguacates para que los mantengan en sus puestos, lo que no sabemos es en cual cantidad y puestos disponibles se podrán hacer esas excepciones.
Mientras tanto, y como en cada inicio de gobierno, habrá disgustados y premiados.